viernes, 27 de julio de 2012

Amarte es conocerte

Últimamente el flamante cielo serrano parece haberse apoderado de nuestro grisáceo cielo limeño para dar paso a días de un intenso sol, lo cual me trae dos posturas. La primera, que demasiado sol perturba mi visión y me hace utilizar mi pesado abrigo como sombrilla (la gente a veces me mira como loca, pero me divierte). La segunda, que me hace recordar a aquellos momentos cuando el astro rey envuelve las montañas y pueblos de nuestra serranía. El otro día estaba escuchando Vida de Damaris, cuyas quenas y charangos hicieron que me transporte nuevamente a las pocas ciudades que conozco del Perú: Cusco, Ayacucho, Tarma y Huaraz. Uno de mis grandes sueños siempre ha sido conocer absolutamente todas las ciudades y pueblos que existen en el Perú, analizar su pasado para poder entender mejor nuestra realidad. Encontrarme con otras culturas y las de mis ancestros. (mi abuela y bisabuelos son del Cusco). 

Mi abuela, cuando yo era niña, siempre me hablaba en quechua. Debo confesar que al principio me parecía sólo un dialecto gracioso. Gracias a ella también conocí a la Valicha, El Cóndor Pasa y el delicioso Rocoto Relleno. También me contaba historias de mi bisabuelo, quien fue catedrático y rector de la Universidad San Antonio Abad del Cusco. Cuando viajé al Cusco hace un par de años, le prometí a mi abuela llevarle una foto de su padre, Don Leonidas Hurtado Povea, cuyo cuadro se encontraba expuesto en una sala que rendía homenaje a todos los rectores que tuvo dicha universidad.

No fue nada sencillo aventurarme a dicha misión. Pero la acepté como un reto y una aventura menor. Pero aventura al fin y al cabo.

La UNSAAC es una casona con más de 300 años de antigüedad, que se encuentra en la Av. de la Cultura, a unas cuantas cuadras del centro de la ciudad. Era bajar por la Av. El Sol y luego doblar hacia la izquierda, seguir avanzando y luego a mano derecha. Si bien su aspecto era de la época colonial, por dentro se han llevado a cabo diversas reconstrucciones y remodelaciones, que hacen que la modernidad y el pasado se reencuentren en un solo lugar. Al abrirse el portón mayor, uno es recibido un patio de aspecto señorial, con una fuente de agua y portales a su alrededor. 

"La Sala de los Rectores se encuentra cruzando el patio grande, en el segundo piso", fueron las indicaciones de mi abuela, antes de partir de viaje. Uno podía entrar libremente a la universidad, puesto que también cuenta con algunas salas de exposición abiertas a el público en general, por lo que cruzar el patio grande no fue mayor problema. Sin embargo, ni bien llegué al pie de la escalera, me detuvo uno de los cuidadores. Me preguntó a dónde me dirigía y qué buscaba. Le tuve que explicar que deseaba conocer la Sala de Rectores y que por favor me indicara donde estaba. Me dijo de manera brusca que dicha Sala no se encontraba disponible para el público y que me alejara de allí. 

Fue uno de esos momentos cuando no sabes argumentar o se te nublan las ideas, cuando debes recurrir a la lástima y el "corazón" de los demás, apelando al lado emocional. No recuerdo bien qué historia le inventé al señor, algo que mi abuela se encontraba enferma (que Dios me perdone por mentir así, pero era una mentira por una buena causa u_u)  y que su último deseo era ver la foto de su padre de la Sala de Rectores, que solamente por ese motivo había viajado al Cusco... Pude ver la cara de transformación del señor cuidador en unos segundos, de la dureza de su rostro hacia un semblante más comprensivo. "La batalla está ganada", pensé.

- Bueno, por esta vez, haremos una excepción. Pero por favor no comente esto porque está en riesgo mi trabajo - respondió el señor, sonriendo al fin.

Me condujo por un largo pasillo, en el cual, al final, se encontraba un pequeño cuarto oscuro. Prendió las luces y apareció de la nada una sala llena de sillones antiguos sobre una alfombra roja y algo empolvada. Al alzar la mirada, se encontraban en las paredes los retratos de todos los Rectores que alguna vez dirigieron dicha Universidad, la mayoría eran fotografías de blanco y negro. Los marcos eran de madera y debajo de cada uno, se encontraba un rótulo dorado con el nombre del Rector y la fecha en el cargo como tal. 

Luego de unos segundos de contemplar la Sala, busqué ansiosamente el nombre de mi bisabuelo entre los rostros de todos estos elegantes señores. Mi abuela me había mencionado también cómo eran sus rasgos faciales: la cara redonda, de tez blanca y ojos pequeños. Para facilitar la búsqueda, el cuidador se ofreció ayudarme a buscar. A pesar de agradecer su gesto, felizmente fui yo misma quien encontró el cuadro. 

El resto es historia: la fotografía respectiva y los agradecimientos infinitos al señor, la alegría de haber cumplido mi misión e imaginar el rostro de mi abuela al regresar a Lima. 


Qué importante, pienso, que es desde pequeños inculcar el amor y el patriotismo en  un niño, porque luego es más difícil desarrollarlo en la vida adulta. Amar lo nuestro se traduce en conocer lo nuestro. No podemos hablar de "Te Amo Perú", la "Marca Perú", "Inclusión social", etc. si antes no conocemos bien nuestra historia y riqueza cultural. Sin ello, estamos condenados a seguir cometiendo los mismos errores del pasado. Qué, ¿Acaso creen que antes no había corrupción? Ya, ¿Y en qué hemos mejorado desde que se inició la República?

"Bueno, pero siempre ha existido corrupción, ya que te quejas". Lo que hace que aún exista dicha peste es eso: Tomarlo como algo normal. ¿Cómo puedo quejarme de corrupción cuando hago plaje en el examen? ¿O le intento pasar coima al policía? Todo cambio y bienestar social empieza desde nuestras propias costumbres. Si yo amo mi país, amo mi ciudad, pues lo pensaré dos veces antes de botar basura por la ventana de la combi

Gracias, abuelita, por enseñarme tanto, no sólo de la vida, sino de mi país y como día a día enamorarme de sus paisajes, su comida, su cultura, su música...Ashkata Kullayki (¡Cómo te quiero!)


viernes, 20 de julio de 2012

¿Sencillo o Complejo?


No me acuerdo qué profesor una vez nos dijo que describir era “pintar con palabras”, hace muchos años atrás cuando aprendía las principales reglas gramaticales y de redacción del lenguaje en la Primaria.

Muchos años después se me vino a la mente esta frase, como un relámpago, mientras redactaba un informe psicológico. Es interesante cómo puede el psicólogo esmerarse en, precisamente, pintar con palabras toda la complejidad que su paciente presenta. Y digo esmerarse, porque debe tener una finura y precisión no solo por el lado de manejar conocimientos psicológicos, sino de tener el arte de poder redactar y componer la naturaleza emocional, cognitiva, etc. de una persona equis.

Es por tal motivo que me interesa mucho esa integración que puede tener la Psicología no solo con la literatura, sino con todas las artes habidas y por haber. ¿Acaso un psicólogo no puede encontrarse capacitado de analizar una composición musical, una obra de las artes plásticas, una novela, una película…? Por supuesto que sí, puesto que todo el arte involucra al ser humano, expresa emociones, cuenta historias, etc. Y nosotros, que somos los más duchos en “el comportamiento humano” (se supone) podemos darnos el lujo de analizar  a nuestras anchas cuanto tema salga a la luz.

El ser humano es sencillo y complejo a la vez. Sencillo porque a veces con un gesto, una palabra, una verdad se puede llegar a conocer una estructura de personalidad muy introyectada. Está el clásico ejemplo del esquema de la mente de Freud: “solo vemos la punta del iceberg”, pero en fondo del mar se encuentra esa vasta marea de emociones, pensamientos, conflictos y mensajes que vamos acumulando a lo largo de nuestra vida (o cuando empiezan a cimentarse la conciencia y las representaciones simbólicas en el niño).

Ahora en cuanto a la complejidad, pienso que todos de alguna manera somos seres complejos, solo que aquellos que pregonan ser “sencillos”, en realidad aún no han tenido el placer de iniciar un viaje hacia su propio autodescubrimiento, no es fácil hacerlo. Es por ese motivo que creo que la base de toda persona debe ser su autoestima pero, sobretodo, su autonocimiento. ¿Cuánto realmente sé de mi persona? Todos los días (o bueno ya, un par de veces a la semana) tengo la satisfacción de descubrir algo nuevo de mi, analizarlo, ubicarlo dentro de mi estructura de la personalidad o sencillamente no generalizar un hecho como una verdad absoluta de mi ser. Como lo señalé líneas arriba, esto no es fácil, es algo que siento que recién estoy adoptando como estilo de vida.

Por ejemplo, algo que nos sucede muy seguido es pensar “soy flojo”, ahí está tu etiqueta mental. Ahora el primer paso es averiguar cómo así llegué a formular esa verdad y, por otro lado, cómo así la llegué a aceptarla como tal. Ok, los indicadores para este caso serían: me cuesta tender mi cama, me motiva poco abrir un libro para estudiar y no llamo a mi enamorada con mayor o igual frecuencia que ella… PORQUE ME DA FLOJERA. Por tanto, llego a la conclusión de que soy algo flojito. Listo, siguiente paso es dejar que esa etiqueta mental me persiga o domine y cada vez que quisiera tener mayor predisposición a hacer las cosas (o dejar de ser flojo) esta etiqueta me frena y me dice inconscientemente: “Oye, no seas monce, tú eres flojo”. Tenemos así la excusa perfecta de evadir, en este caso, responsabilidades.

He brindado un ejemplo sencillo. A fin de cuentas la flojera no es un pecado capital… ¿O si? Bueno la cuestión acá es que el concepto de flojera no es taaan terrible como poseer otra etiqueta mental como: “Soy un inútil”, “No sirvo para nada”, “Debo siempre ser el mejor”… ¿Continúo? ¿Cactas o no cactas? ¿Cachay o no cachay para los chilenos…? (¡Oiga, quien sabe alguno de ellos pueda leer esto!). Ok volviendo al tema: es importante la manera cómo tú te etiquetas (o dejas que los demás lo hagan por ti) y eso guía en muchas ocasiones tu conducta. Sabemos los psicólogos que obviamente los pensamientos y las estructuras cognitivas no son las únicas que rigen la conducta, también pueden ser las motivaciones, la fatiga, sexo, hambre y sueño…es lo que tu tienes, W con Yandel, pal mundo!. Lo siento, debía poner esa frase. En fin. Creo que ya explique suficiente y no quiero redundar sobre lo mismo.

Concluyo “sencillamente” con la frase trillada, pero a la vez, tan poco introyectada por los seres humanos, de Sócrates: CONÓCETE A TI MISMO.

…No hay más naa, ya tu sabes, mami. (Rezagos de recordar la canción de Winsin y Yandel que hacen que exprese mis gustos musicales ocultos y negados defensivamente). 

martes, 17 de julio de 2012

NoSoyBuenaParaPonerTitulos... Bienvenidos?

Que emoción y qué dolor de cabeza puedo tener en este momento. No solo por el hecho de que se trata de mi primera entrada. Tampoco porque redescubrí un Blog de dos posts que hice hace 4 años, olvidado en las redes de Internet, en el que más adelante seguiré posteando poesía cursi y barata de antaño. #JamásMeSentíTanVieja 

Básicamente es la libertad de este espacio donde no me encuentro motivada por el narcisismo vomitivo de las redes sociales como el Facebook, ni la búsqueda de aprobación inconsciente a través de comentarios del tipo: "pues ahora ya es muy tarde...", por ejemplo. No. Es por el simple hecho que me da la regalada gana de volcar todos (o la mayoría) de mis pensamientos, dudas, quejas, inquietudes, donde el que quiera leerlos, lo haga. Si ya de por si estás leyendo esto, descuida, no hablaré mucho de mi vida privada/personal, salvo algo que creo merece la pena compartir. Atrás quedaron los días donde comparto mis estados emocionales con mis 714 "Amigos" del Face, si a alguien le interesara, pues siempre que escriba algo nuevo mandaré el link. =)

Y aquí estoy nuevamente, siempre con esa manía mía de formular N planes y acabar unos cuantos. Fácil y no vuelvo a escribir nuevamente, por la razones de siempre. Analicemos.

1. "No tengo tiempo": Mentira universal. Todos tenemos tiempo, madafacars, sino como mier...manita toca el piano estás viviendo? La cosa acá es que algunas personas (Y me incluyo) no sabemos organizarnos. Tengo la buena fortuna, oh, destino/Dios/suerte, de tener una jornada laboral prudencial, en la cual mis niveles de estrés se encuentran controlados. Tiempo, hay. Qué hacemos con él, depende de uno. En fin,. este bendito trabajo no ocupa todo mi día, por ende gran parte de mi vida... Por tanto esta excusa queda out.

2. "Escribo huevadas": Pues si. Ésta más bien sería una razón.

3. "Nadie me lee": Pues si alguien alguna vez no continuó algún proyecto, llámese blog o lo que sea por esta razón, pues déjame analizar tu personalidad un momentito: dependiente, narcisista, poca tolerancia a la frustración y necesidad de reconocimiento por una falta de afecto. Como diría la gran Alaska: "A quien le importa?" Si escribir, componer, leer, cantar, bailar o algún dizque talento TE HACE FELIZ, pues continua haciéndolo. Nadie tiene que reconocerte o juzgarte. En la esencia está todo el gusto.

Vale decir que si bien tengo "rasgos" narcisistas, no lo soy del todo, aunque últimamente estoy tratando de controlar eso. Asimismo está mi verborrea mental, una suerte de vómito verbal que me es difícil controlar. Y por último, es una manera sana de hacerse malasangre, quejándose de las injusticias sociales, polítcas, económicas y personales, formulando soluciones reprimidas que integran mis N planes en la vida.

Nada del otro mundo.