viernes, 20 de julio de 2012

¿Sencillo o Complejo?


No me acuerdo qué profesor una vez nos dijo que describir era “pintar con palabras”, hace muchos años atrás cuando aprendía las principales reglas gramaticales y de redacción del lenguaje en la Primaria.

Muchos años después se me vino a la mente esta frase, como un relámpago, mientras redactaba un informe psicológico. Es interesante cómo puede el psicólogo esmerarse en, precisamente, pintar con palabras toda la complejidad que su paciente presenta. Y digo esmerarse, porque debe tener una finura y precisión no solo por el lado de manejar conocimientos psicológicos, sino de tener el arte de poder redactar y componer la naturaleza emocional, cognitiva, etc. de una persona equis.

Es por tal motivo que me interesa mucho esa integración que puede tener la Psicología no solo con la literatura, sino con todas las artes habidas y por haber. ¿Acaso un psicólogo no puede encontrarse capacitado de analizar una composición musical, una obra de las artes plásticas, una novela, una película…? Por supuesto que sí, puesto que todo el arte involucra al ser humano, expresa emociones, cuenta historias, etc. Y nosotros, que somos los más duchos en “el comportamiento humano” (se supone) podemos darnos el lujo de analizar  a nuestras anchas cuanto tema salga a la luz.

El ser humano es sencillo y complejo a la vez. Sencillo porque a veces con un gesto, una palabra, una verdad se puede llegar a conocer una estructura de personalidad muy introyectada. Está el clásico ejemplo del esquema de la mente de Freud: “solo vemos la punta del iceberg”, pero en fondo del mar se encuentra esa vasta marea de emociones, pensamientos, conflictos y mensajes que vamos acumulando a lo largo de nuestra vida (o cuando empiezan a cimentarse la conciencia y las representaciones simbólicas en el niño).

Ahora en cuanto a la complejidad, pienso que todos de alguna manera somos seres complejos, solo que aquellos que pregonan ser “sencillos”, en realidad aún no han tenido el placer de iniciar un viaje hacia su propio autodescubrimiento, no es fácil hacerlo. Es por ese motivo que creo que la base de toda persona debe ser su autoestima pero, sobretodo, su autonocimiento. ¿Cuánto realmente sé de mi persona? Todos los días (o bueno ya, un par de veces a la semana) tengo la satisfacción de descubrir algo nuevo de mi, analizarlo, ubicarlo dentro de mi estructura de la personalidad o sencillamente no generalizar un hecho como una verdad absoluta de mi ser. Como lo señalé líneas arriba, esto no es fácil, es algo que siento que recién estoy adoptando como estilo de vida.

Por ejemplo, algo que nos sucede muy seguido es pensar “soy flojo”, ahí está tu etiqueta mental. Ahora el primer paso es averiguar cómo así llegué a formular esa verdad y, por otro lado, cómo así la llegué a aceptarla como tal. Ok, los indicadores para este caso serían: me cuesta tender mi cama, me motiva poco abrir un libro para estudiar y no llamo a mi enamorada con mayor o igual frecuencia que ella… PORQUE ME DA FLOJERA. Por tanto, llego a la conclusión de que soy algo flojito. Listo, siguiente paso es dejar que esa etiqueta mental me persiga o domine y cada vez que quisiera tener mayor predisposición a hacer las cosas (o dejar de ser flojo) esta etiqueta me frena y me dice inconscientemente: “Oye, no seas monce, tú eres flojo”. Tenemos así la excusa perfecta de evadir, en este caso, responsabilidades.

He brindado un ejemplo sencillo. A fin de cuentas la flojera no es un pecado capital… ¿O si? Bueno la cuestión acá es que el concepto de flojera no es taaan terrible como poseer otra etiqueta mental como: “Soy un inútil”, “No sirvo para nada”, “Debo siempre ser el mejor”… ¿Continúo? ¿Cactas o no cactas? ¿Cachay o no cachay para los chilenos…? (¡Oiga, quien sabe alguno de ellos pueda leer esto!). Ok volviendo al tema: es importante la manera cómo tú te etiquetas (o dejas que los demás lo hagan por ti) y eso guía en muchas ocasiones tu conducta. Sabemos los psicólogos que obviamente los pensamientos y las estructuras cognitivas no son las únicas que rigen la conducta, también pueden ser las motivaciones, la fatiga, sexo, hambre y sueño…es lo que tu tienes, W con Yandel, pal mundo!. Lo siento, debía poner esa frase. En fin. Creo que ya explique suficiente y no quiero redundar sobre lo mismo.

Concluyo “sencillamente” con la frase trillada, pero a la vez, tan poco introyectada por los seres humanos, de Sócrates: CONÓCETE A TI MISMO.

…No hay más naa, ya tu sabes, mami. (Rezagos de recordar la canción de Winsin y Yandel que hacen que exprese mis gustos musicales ocultos y negados defensivamente). 

2 comentarios:

  1. Holis saludos grandotes desde Chile... Conociendo tu blog te vi en SC y dije por que no... Asi que si tiees gente de Chile que te lee. Bendiciones.

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