No me acuerdo qué profesor una
vez nos dijo que describir era “pintar con palabras”, hace muchos años atrás
cuando aprendía las principales reglas gramaticales y de redacción del lenguaje
en la Primaria.
Muchos años después se me vino a
la mente esta frase, como un relámpago, mientras redactaba un informe
psicológico. Es interesante cómo puede el psicólogo esmerarse en, precisamente,
pintar con palabras toda la complejidad que su paciente presenta. Y digo
esmerarse, porque debe tener una finura y precisión no solo por el lado de
manejar conocimientos psicológicos, sino de tener el arte de poder redactar y
componer la naturaleza emocional, cognitiva, etc. de una persona equis.
Es por tal motivo que me interesa
mucho esa integración que puede tener la Psicología no solo con la literatura,
sino con todas las artes habidas y por haber. ¿Acaso un psicólogo no puede
encontrarse capacitado de analizar una composición musical, una obra de las
artes plásticas, una novela, una película…? Por supuesto que sí, puesto que
todo el arte involucra al ser humano, expresa emociones, cuenta historias, etc.
Y nosotros, que somos los más duchos en “el comportamiento humano” (se supone) podemos
darnos el lujo de analizar a nuestras
anchas cuanto tema salga a la luz.
El ser humano es sencillo y
complejo a la vez. Sencillo porque a veces con un gesto, una palabra, una
verdad se puede llegar a conocer una estructura de personalidad muy
introyectada. Está el clásico ejemplo del esquema de la mente de Freud: “solo
vemos la punta del iceberg”, pero en fondo del mar se encuentra esa vasta marea
de emociones, pensamientos, conflictos y mensajes que vamos acumulando a lo
largo de nuestra vida (o cuando empiezan a cimentarse la conciencia y las
representaciones simbólicas en el niño).
Ahora en cuanto a la complejidad,
pienso que todos de alguna manera somos seres complejos, solo que aquellos que
pregonan ser “sencillos”, en realidad aún no han tenido el placer de iniciar un
viaje hacia su propio autodescubrimiento, no es fácil hacerlo. Es por ese
motivo que creo que la base de toda persona debe ser su autoestima pero,
sobretodo, su autonocimiento. ¿Cuánto realmente sé de mi persona? Todos los días
(o bueno ya, un par de veces a la semana) tengo la satisfacción de descubrir
algo nuevo de mi, analizarlo, ubicarlo dentro de mi estructura de la
personalidad o sencillamente no generalizar un hecho como una verdad absoluta
de mi ser. Como lo señalé líneas arriba, esto no es fácil, es algo que siento
que recién estoy adoptando como estilo de vida.
Por ejemplo, algo que nos sucede muy
seguido es pensar “soy flojo”, ahí está tu etiqueta mental. Ahora el primer
paso es averiguar cómo así llegué a formular esa verdad y, por otro lado, cómo
así la llegué a aceptarla como tal. Ok, los indicadores para este caso serían:
me cuesta tender mi cama, me motiva poco abrir un libro para estudiar y no
llamo a mi enamorada con mayor o igual frecuencia que ella… PORQUE ME DA
FLOJERA. Por tanto, llego a la conclusión de que soy algo flojito. Listo,
siguiente paso es dejar que esa etiqueta mental me persiga o domine y cada vez
que quisiera tener mayor predisposición a hacer las cosas (o dejar de ser
flojo) esta etiqueta me frena y me dice inconscientemente: “Oye, no seas monce,
tú eres flojo”. Tenemos así la excusa perfecta de evadir, en este caso,
responsabilidades.
He brindado un ejemplo sencillo. A
fin de cuentas la flojera no es un pecado capital… ¿O si? Bueno la cuestión acá
es que el concepto de flojera no es taaan terrible como poseer otra etiqueta
mental como: “Soy un inútil”, “No sirvo para nada”, “Debo siempre ser el mejor”…
¿Continúo? ¿Cactas o no cactas? ¿Cachay o no cachay para los chilenos…? (¡Oiga,
quien sabe alguno de ellos pueda leer esto!). Ok volviendo al tema: es
importante la manera cómo tú te etiquetas (o dejas que los demás lo hagan por
ti) y eso guía en muchas ocasiones tu conducta. Sabemos los psicólogos que
obviamente los pensamientos y las estructuras cognitivas no son las únicas que
rigen la conducta, también pueden ser las motivaciones, la fatiga, sexo, hambre
y sueño…es lo que tu tienes, W con
Yandel, pal mundo!. Lo siento, debía poner esa frase. En fin. Creo que ya
explique suficiente y no quiero redundar sobre lo mismo.
Concluyo “sencillamente” con la
frase trillada, pero a la vez, tan poco introyectada por los seres humanos, de
Sócrates: CONÓCETE A TI MISMO.
…No hay más naa, ya tu sabes, mami. (Rezagos de recordar la canción
de Winsin y Yandel que hacen que exprese mis gustos musicales ocultos y negados
defensivamente).
Holis saludos grandotes desde Chile... Conociendo tu blog te vi en SC y dije por que no... Asi que si tiees gente de Chile que te lee. Bendiciones.
ResponderEliminarGracias Carla! :) cuidate, bendiciones para ti tb.
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