sábado, 18 de agosto de 2012

Informe del Prisionero No.119.104

Pensar en el sentido de nuestras vidas suena como una consigna mística y hasta cursi. Inclusive lo fue para mí por muchos años, en lo cuales la sociedad solo nos enseña a memorizar información y reproducirla, puesto que hablar de sueños y metas en la vida parece ser un desperdicio. No, "Tú has nacido bajo un sistema económico-social, al cual estás encadenado y poco importan tus anhelos y deseos". Para nadie es un secreto que el mundo se ha deshumanizado poco a poco, somos un engranaje más, un puesto, una calificación, un diagnóstico...

De esto y otras cuestiones psicológicas y filosóficas habla El Hombre en Búsqueda de Sentido, un libro escrito en 1946 por el doctor vienés Viktor Frankl. El título que he colocado es un subtítulo de los capítulos del libro. Frankl pensaba titular así a su ensayo psicológico, que va más allá de un análisis psicológico de las vivencias de un prisionero de un campo de concentración nazi. Quizá el nombre en español si suene un poco como libro de Autoayuda (Yo siendo Frankl le hubiera puesto "Informe del prisionero...") aunque su título original es: Trotzdem Ja zum Leben sagen. Ein Psychologe erlebt das Konzentrationslager, que traducido significa algo así como "Decirle si a la vida, un psicólogo sobrevive en un Campo de Concentración". (Recuerdo algo del Alemán que me enseñaron hace muchos años, nada de Google Translator :D)

El libro te cautiva desde el principio, mostrando la naturaleza humana y el sufrimiento bajo las experiencias de un prisionero común del Holocausto. Frankl tuvo la opción de huir con su familia del dominio nazi, pero no lo hizo, aceptando su destino. Viviendo en condiciones infrahumanas, donde los miembros de las SS le habían arrancado a su familia (su esposa e hijos murieron en Auschwitz), su nombre, sus pertenencias y prácticamente "todo", él siente que existe algo que no le pueden quitar: su libertad de decidir vivir con dignidad. Aferrándose a la vida es como logra sobrevivir durante casi 3 años de vida en el campo. Sus meditaciones existencialistas nos brindan una visión esperanzadora, de cómo el hombre puede sobreponerse a las adversidades y despojarse de "sentidos de vida" superfluos y materiales. Ese sentido de vida, dice Frankl, se puede alcanzar de tres maneras: 1) Realizando una acción 2) Por el sufrimiento o 3) teniendo algún principio. El primero es obvio, mientras que los siguientes merecen ser más analizados.

El sufrimiento no debe ser visto como algo negativo, sino más bien como un indicador de algún vacío existencial en el ser humano. El dolor sigue siendo la más grande prueba de que estamos vivos, no en un sentido masoquista, sino de reflexión y búsqueda de la verdad. Frankl cita a Nietzche: "quien tiene un porqué vivir, siempre encontrará el cómo". Cada vez que el ser humano pasa por alguna situación adversa, tiene la posibilidad de replantear su sentido de vida, de encontrar caminos para su supervivencia. "El sufrimiento deja de serlo en el momento en que el hombre encuentra un sentido", sentencia el autor en las últimas páginas de su libro. 

Respecto a vivir bajo un principio, existen diversos motivos por los cuales luchamos o perseguimos un ideal: justicia, libertad, felicidad... Frankl explica como todos pueden ser resumidos bajo un solo principio: El amor. Nadie puede conocer la esencia de algo o alguien si no ama. Bien lo dice Cerati en Primavera 0: "La verdad es que nadie vive sin amor". El amor nutre nuestra vida: el amor a uno mismo, a alguien (recordar el rostro de su mujer salvó la vida de Frankl en muchas ocasiones, sin importarle si ella vivía aún o no), a la naturaleza, al arte... hay tantas maneras de encontrar un sentido de vida, mediante el cual podemos trascender e ir más allá de la muerte. 

Actualmente vemos cómo nuestra sociedad vive estresada, angustiada y deprimida, muchas veces por no alcanzar las expectativas de los otros, viviendo con autoeñganos y del pasado. La felicidad parece convertirse en algo abstracto y nos mecanizamos en vivir el hoy pensando en el futuro. Nuevamente citando a Cerati en Magia: "Nada me importa más que hacer el recorrido, más que saber a donde voy". 

Más allá de recomendarlo, yo obligaría a todo el mundo a leer este libro. Sea que estés deprimido/a o no, es una lectura conmovedora e interesante, como me mencionaba un amigo: "Es como ver una película en tu cabeza, imaginando a un judío conviviendo con el hambre y la humillación..." La esencia de un buen libro es esa, llegar directamente a tu corazón. No se necesita saber mucho de Psicología, ni del Holocausto para poder entenderla. 

Gracias a la vida, que me ha dado tanto... (V. Parra)





2 comentarios:

  1. Excelenteeeeee te pasaste.. Muy buenas las reflexiones y muchas gracias por la recomendacion del libro. Cariños.

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  2. De nada Carla, gracias a ti por tu comentario :) espero que disfrutes el libro, estoy segura que así será. Saludos!

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